El perro y los borregos

Escribe un relato inspirado por la frase «borregos ilustrados»


Fábula del perro y los borregos

Estaban seis borregos en animada charla
Tras haber saciado con hierba su apetito
Criticando al perro vigilante
Por no dejarles pastar a su albedrío.

Dijo una que quizá mejor sería
Pactar con el lobo alguna tregua
Que mantener la férrea disciplina
Que el enorme can les imponía.

Convenciéndose las unas a otras
Urdieron un plan que permitiese
Mandar ante el lobo un emisario
Que pactase la tregua que querían.

Esperaron que el perro dormitase
Y mandaron a una de ellas en silencio
A buscar de la loba su guarida.

Al llegar el borrego ante los lobos
Quiso dar el discurso que traía
Pero no pudo hablar porque al momento
Sucumbió ante la manada enfurecida.

Como fuera que la loba había comido
Y se habían saciado sus lobitos
Esa noche no salió de cacería
A buscar sabrosos corderitos.

Pensó el rebaño así que aquella tregua
Era el fruto de su astuta diplomacia
Y que habían alcanzado un buen acuerdo
Y que el perro ya no iba a hacerles falta.

Se reunieron ante el perro y le dijeron
Que querían prescindir de sus servicio
Porque el mal ya estaba conjurado
Al haber consolidado un armisticio.

Dijo el perro que acataba sin reparo
el mandato del rebaño y que se iría
a pasar unos días de descanso
y que en una semana volvería.

Esa noche la loba y los lobeznos
al notar que no estaba el vigilante
Con fiereza diezmaron el rebaño
sorprendidos de la suerte que tenían.

Repitiose la hazaña al día siguiente
ante el gélido estupor de los corderos
y mandaron a buscar al vigilante
a pedirle que volviera a protegerlos.

Dijo entonces el perro a los borregos
que una sola condición les imponía
si querían ser de nuevo vigilados.

Asintieron enseguida los corderos
por saber del guardián las condiciones
y este dijo que en aquellos verdes prados
se tenía que acallar radicalmente
la opinión de los borregos ilustrados.

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