Esa pequeña playa en la laguna
fue testigo de luchas colosales,
de veleros en busca de fortuna,
de princesas y amores imperiales.
Esa pequeña playa de mi infancia,
rodeada de árboles canoros
y de helechos carentes de arrogancia
albergó mis juegos y tesoros.
Empapado en sus aguas fui pirata,
pescador sin suerte en los sedales,
cazador de grandes humedales
y valiente saltador en la fogata.
Yo crecí añorando esos veranos
que las luces del sol me despedían
dando vueltas cogido de tus manos.
Hoy aún me pregunto donde fuiste
a buscar nuevas piedras de colores,
a bailar esas danzas que dijiste
que te harían la envidia de las flores…
Esa pequeña playa en la laguna
fue sin duda una luz inesperada
los veranos que tuve la fortuna
de mostrarte mi alma enamorada.