No eres el único que mira desolado
el reflejo de tu amor en la laguna.
Ella no sabe de ti, de mi tampoco,
y es posible que nunca llegue a verte
y termines como yo, perdido y loco,
amarrado al rumbo amargo de tu suerte.
No eres el único que mira desolado
el reflejo de tu amor en la laguna.
Tu la observas oculto en los jarales
esperando que la luz del nuevo día
de un descanso a tus celos viscerales
y te suma nuevamente en la apatía.
Yo se bien como tu, torito bravo,
hechizado por el blanco de la luna
que si intentas adentrarte en ese lago
ella se alejará sobre la espuma.
No eres el único que mira desolado
el reflejo de tu amor en la laguna.
Mas no sufras mi querido Campanero,
pues no hay un amor mas puro ni mas bello
que el que se entrega prendido en el destello
de ese relámpago febril de amor primero.