Pontevedra

Piedra, musgo y una lluvia persistente.
Una ciudad tan vieja como el mundo
que mira enamorada hacia poniente
preñada de Románico fecundo.

Una historia de amor en cada esquina
vibra bajo tus pétreos soportales,
y una Virgen pequeña y peregrina
acompaña tus campanas triunfales.

El puente que sostiene ese camino
que lleva al jubileo compostelano,
te hace parada en todo pergamino.

Hoy paseo cogido de tu mano
en el suave devenir de mi destino
bajo un cielo plomizo y gregoriano.

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