Esos días…

Esos días que nacen sin anhelos,
que se viven sin saber cómo han llegado,
donde sientes que tu alma se ha quedado
enredada entre las nubes de otros cielos.
Hacen de ti un cadáver ilusorio
que se mueve por un mundo despiadado
sin dejar huella ni marca en el pasado
o consejo que legar a tu auditorio.

Esos días que se viven por vivirlos
y no aportan a tu ser mérito alguno
deberías a otros mundos expedirlos
y forzarte de sus hieles el ayuno,
y negarte en tu interior a recibirlos
con la recia soberbia de un tribuno.

Si no encuentras luz tras las persianas
de este encierro bovino y voluntario,
saca tu porte alegre y temerario
y haz que resuenen libres las campanas.

Que la luz la llevas tu bajo ese manto
de ceniza y dolor acumulado,
y bien sabes que me tienes a tu lado
cuando quieras disolverlo con tu llanto.

No permitas esos días sin anhelo.
Que no alteren sus nieblas tu templanza.
cada día tiene aneja una esperanza,
y hay un dulce renacer tras cada duelo.

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