Ejercicio: Escribir un relato que contenga estas cinco palabras: clandestino, esperanza, retrato, pelo y furia.
La Esperanza es lo último que se pierde. Eso era lo que se repetía Elena a si misma una y otra vez.
Su matrimonio había fracasado hacía mucho tiempo. Se mantenían juntos por guardar las apariencias y porque ella no tenía como mantenerse. A su edad buscar trabajo, y más en tiempos de crisis, era imposible.
Él tenía un buen puesto en una de esas empresas multinacionales americanas que daban importancia a los valores tradicionales. Representar el papel de matrimonio bien avenido para salir sonrientes en el retrato corporativo anual, era parte de ese trabajo.
A Elena le gustaba cada vez menos hacer su papel. Le invadía una furia sorda cada vez que tenía que arreglarse el pelo y vestirse para el evento. Pero no le quedaba otra.
Sabía que en la empresa se comentaban las infidelidades de su esposo, y hacer el papel de cornuda tonta, le costaba cada vez más.
Un año decidió que también ella iba a engañar a su marido. Estaba literalmente harta y necesitaba sentir de nuevo un poco de ilusión.
Sabía que no sería fácil. El mundo es un pañuelo y los rumores vuelan mas deprisa que los aviones, pero, aún a riesgo de que su marido se enterase, decidió lanzarse a la aventura. Un amor clandestino, siempre que no afectase a la imagen pública de su esposo, podría sobrellevarse.
Y en esas teníamos a Elena cuando conoció a Roberto. Un divorciado madurito, con tres hijos a los que no veía desde hacía cuatro años porque su ex-esposa lo tenía machacado con una orden de alejamiento en base a una denuncia (falsa según él) de violencia de género.
Ambos tenían motivos para no publicitar su amor, por lo que el término “clandestino” se hizo fuerte en esta relación.
Los encuentros se producían siempre en zonas alejadas de sus barrios, en sitios discretos y tras grandes gafas de sol. Ella, a veces, incluso se ponía pelucas para ocultar su melena rubia.
No era lo idóneo, pero tenía su gracia. El temor a ser reconocidos, añadía un plus de emoción a sus devaneos.
Terminó esta historia cuando al marido de Elena murió de un infarto en la cama de una de sus secretarias. La multinacional, para ocultar el escándalo, fue especialmente generosa con Elena y especialmente cruel con la secretaria.
Salieron de la clandestinidad un mes después.
A fin y al cabo ¿quién le iba a reprochar que guardase tan poco luto?