Enunciado: “Es el año 2050 y solo queda una esquina en el.mundo que no es vigilada por una cámara. Cuenta qué pasa en esa esquina.”
Me acerqué al lugar convenido dando un rodeo para asegurarme de que nadie me seguía.
Apoyado en la esquina, mirando su reloj de pulsera, con un cigarrillo sin encender en la mano, estaba un hombre de aspecto corriente.
—¿Tiene usted fuego? —me preguntó cuando estuve a su lado.
—Solo me quedan tres cerillas —contesté.
Era la contraseña convenida.
Se bajó la cremallera de la cazadora y me enseñó un paquete envuelto en papel de estraza.
Tomé el paquete a la vez que le entregaba tres billetes de cincuenta y lo escondí en el bolsillo interior de mi abrigo.
Sin pronunciar palabra nos fuimos cada uno por nuestro lado.
Estaba emocionado, esta tarde, en el sótano de casa, dejando la tele encendida en el salón para evitar la denuncia de algún vecino, empezaría a leer el “Don Juan Tenorio” de Zorrilla.
Desde que se había declarado ilegal la lectura, el Ministerio de la Verdad se había dedicado a requisar bibliotecas y destruir sus libros.
Mi pequeña colección estaba bien escondida en el sótano y mi intención era ir aumentando sus volúmenes.
Se que voy a acabar en la cárcel, pero no me importa… no puedo dejar de leer.