Realiza un micro relato centrado en la palabra «alquimia».
La alquimista se levantó, como siempre, antes de que saliera el sol.
Una vez vestida se desplazó por la casa ordenando a sus aprendices que se levantaran porque había cosas que hacer. Luego se dirigió al laboratorio y abrió una pequeña fresquera de la que sacó un recipiente de porcelana que contenía un liquido blanquecino. Cogió una marmita mediana y volcó en ella el líquido del recipiente. Lo puso al fuego y esperó.
Sus aprendices fueron entrando en el laboratorio. Eran tres, dos varones y una mujer, todos adolescentes, aunque de diferentes edades. Ordenó a la chica que dispusiera sobre la mesa unos cuencos de barro.
Sobre la mesa, en cuya tabla estaba grabado un dibujo geométrico con simbología arcana, la aprendiz distribuyó los cuencos sobre el octógono, uno al norte, uno al sur y otro al oeste.
Ordenó al mayor de sus aprendices que le acercase una caja de latón con unos polvos arcillosos y una cuchara de madera.
Cuando el líquido rompió a hervir, lo sacó del fuego y lo dispuso sobre una mesita auxiliar donde, diligentemente su aprendiz había depositado la caja de latón.
Ceremoniosamente, con sus aprendices alrededor, tomo tres cucharadas del polvo marrón y los dejó caer en la marmita humeante. Agitando suavemente, con un movimiento circular en el sentido de las agujas del reloj, ayudó a que éste se disolviera lentamente en el líquido blanquecino que, poco a poco iba cambiando de color. Mientras hacía esto recitaba el conjuro alquímico:
– Praecipio tibi ut per motum huius cochlearis naturam tuam mutes”…[1]
Lo repitió tres veces mientras el líquido tomaba un tono terroso y exhalaba un aroma dulce y familiar.
Ordenó a sus aprendices que se sentaran a la mesa, cada uno frente a su cuenco, y distribuyó equitativamente el líquido entre ellos.
Hecho esto, con voz firme dijo:
– Tomaros el cola-cao que tenemos que salir para el cole.
[1] Yo te ordeno que cambies tu naturaleza por el movimiento de esta cuchara